viernes, 12 de febrero de 2010

HAITI, UN GOLPE BAJO A LA HUMANIDAD


Una vez que lo mediático ha dado paso a el pragmatismo apesadumbrado de las tareas por hacer... las cuales desbordan lo mensurable, cito un texto cargado precisamente de aquel pragmatismo que se necesita para afrontar este estremecedor episodio que la historia querrá olvidar:

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POR UNA COOPERACIÓN EFICIENTE EN MATERIA DE HABITABILIDAD EN HAITI

Hoy Haití, necesita de todos los esfuerzos y ayudas tangibles posibles para paliar y acortar la emergencia.Toda la ayuda será poca, ayuda que debe ser urgente y eficiente. En cooperación no basta con las buenas intenciones –que también-. Tengamos muy presente la autocrítica que hace Sorge en su libro ‘Compasión y cálculo’: Nada nos garantiza que no nos equivoquemos: ni siquiera una motivación tan legítima como la compasión.

La extraordinaria solidaridad española ante la catástrofe provocada por el Mitch, aún resuena en nosotros, está muy cerca… pero no se hizo la evaluación de sus resultados. La solidaridad española fue ejemplar entonces y estoy seguro que ahora también lo será: ‘…Colaborando con los afectados del Mitch no hemos crecido ni hemos tranquilizado nuestras conciencias, simplemente no hemos disminuido la estatura que antes teníamos. Todavía nos falta mucho para alcanzar la media del hombre, los tres metros definitivamente humanos’, decia en aquella ocasión José Saramago. Lamentablemente, de la cooperación que practicó nuestro país en Centroamérica, habría mucho que decir y no todo bueno. Prometimos demasiado, hicimos menos y nos equivocamos bastante, con el agravante de su atomización por la atomización de sus procedencias: gobierno, autonomías, municipios, fundaciones, ONGD… que no renunciaron a sus parcelas de protagonismo. No es momento de reproches, sí de ponerse a trabajar para preparar las intervenciones de mañana, para reducir ‘el espacio de sombras’ que cubre el período que transcurre entre la emergencia, el início de la reconstrucció n y el desarrollo.

Hemos visto estos días el dramatismo de los ‘sin techo’ deambulando por las calles de Haití pero hay que recordar que en Latinoamérica- Caribe es habitual y en Haiti más. Antes del desastre había en el Área más de diez millones de ‘sin techo’ (especialmente niños y ancianos) y más de cuarenta millones ‘sin vivienda’. Nos dedicamos profesionalmente a estos temas, pero no caeremos en reivindicar para la vivienda la primera prioridad de las necesidades de la pobreza extrema, ¡ni mucho menos¡, y menos aún en este momento en Haiti.

Hay que preparar desde hoy propuestas para cuando sea el momento de la reconstrucció n física y de las realizaciones de nuevos asentamientos humanos. Reconstrucció n cuanto antes, y en primer lugar de las escuelas y las clínicas (lo público siempre antes que lo privado), reparar y poner en uso sus edificios dañados con patologías estructurales que merezcan ser reparadas; ‘tumbar’ edificios dañados los menos posibles, los que indiquen selectivamente los especialistas. Hay que reciclar todo, los cascotes y los desechos acumulados en las calles, pensando que muy pronto, cuando la noticia pierda las cabeceras de los rotativos, los precios de las materias primas sufrirán una especulación galopante y serán aún más inacesibles para ‘los sin vivienda’.

¿Y la construcción de nuevas viviendas?.. . No, no se dan las circunstancias ahora, tampoco se darán en décadas pretéritas las condiciones para recomendar la construcción de ‘viviendas dignas’ con fondos de la cooperación para el desarrollo, ya sea ésta multilateral, bilateral, descentralizada o de ONGDs. No es momento, y perdón por la contundencia, de ofrecer viviendas ‘dignas’, ya que además de imposible de cumplir, sería paralizante para la población y …“El desarrollo no es sólo cuestión de dinero ni de objetivos numéricos por alcanzar para el 2015, pese a todo lo importante que son.
El desarrollo se refiere a la gente”,
decía el Presidente del Banco Mundial, James D. Wolfensohn en la Memoria de 2004. Sin la gente no hay desarrollo posible.

El problema que hay que afrontar es de tal magnitud, y los recursos que llegarán serán comparativamente tan escasos que no deben sembrarse falsas esperanzas. La cooperación con dinero público, no debe predicar ‘viviendas dignas para todos’, hemos de contener nuestros sueños benéficos y reprimir deseos inconfesables que puedan acarician el protagonismo de momentos dulces, los de las inauguraciones. Se corre el riesgo constatable de entrega viviendas ‘dignas’ llave en mano, para damnificados… y que al volver después de un año, sean minoría los ‘beneficiarios’ que ocupen las viviendas entregadas.

Merece la pena dejar a un lado en estas situaciones extremas ‘la visibilidad de la cooperación’ y decirle a los que aportan los recursos que se pretenderá la meta de ‘habitabilidad básica para las mayorías antes que viviendas dignas para una escasa minoría’. Optamos por un programa de reconstrucció n que haga posible: asignar la propiedad de parcelas de suelo no vulnerable y bien comunicadas; agua potable a menos de 200 metros de cada familia; energía eléctrica; saneamiento de bajo coste y recogida de basuras; un techo proporcional al grado de hacinamiento de los convivientes como ‘vivienda semilla’;… y primero que todo, lo público: escuelas, ‘postas’ clínicas, guarderías, centros de madres, áreas deportivas, lugares de encuentro, transporte…

Preparemos las condiciones y los proyectos de ‘soluciones habitacionales’ para miles de haitianas (preferentemente mujeres jefas de hogar) que participen con su esfuerzo en los procesos de autoconstrucció n. No hay una formula mágica para la ayuda, pero hay más que constancia internacional avalada por HÁBITAT de Naciones Unidas, de que estos proyectos, cuando tienen en cuenta que la pobreza es heterogénea, multisectorial y participativa, arrojan mayores cotas de éxito.

Con estas pautas y otras que se elaboren en forma consensuada con la AECID, administraciones públicas y ONGDs que quieran participar, se ofrece ¡ya¡ una Oficina Técnica por la Habitabilidad Básica en Haití desde la Universidad Politécnica de Madrid.

Julián Salas, Dr. Ing. Ind.

Director de la Cátedra UNESCO de Habitabilidad Básica en la UPM"

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